Los colectivos chavistas, ¿el brazo paramilitar que defiende la revolución bolivariana?
Estos grupos civiles armados parecen ser parte importante del cerco militar y la defensa del gobierno de Nicolás Maduro. Pero, ¿de dónde vienen? ¿Cómo surgieron?, aquí le explicamos.
Daniela Garzón* / Razón Pública
Grupos de hombres en moto, vestidos de civil, encapuchados y armados: esa es la imagen que se asocia con los colectivos. Insight Crime los define como civiles armados que actúan en grupo, tienen vínculos ideológicos con el chavismo, y que llevan a cabo tareas de seguridad, inteligencia y represión junto con la fuerza pública.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU dice que son el arma secreta del gobierno para controlar las protestas opositoras. Los acusa atacar a los manifestantes, y contabiliza al menos 27 muertes causadas por los colectivos en las protestas de 2017.
(Le puede interesar: Los colectivos chavistas, la guerrilla urbana de Maduro)
Los colectivos armados y politizados no vienen propiamente de la era Chávez, pues por ejemplo el Movimiento Revolucionario Tupamaro se remonta a 1989. Pero, gracias a estos grupos, Hugo Chávez recuperó el poder tras el golpe fallido de 2002, con los llamados “círculos bolivarianos”. Luego, se creó una Milicia Nacional Bolivariana o grupo de civiles armados y entrenados (2005) seguida por consejos comunales (2006); y de estos consejos surgieron “comités de seguridad integral”, el resquicio en el que se acomodaron algunos de los colectivos y por cuyo medio pudieron recibir financiación directa del Estado.
¿Quiénes son?
Alejandro Velasco, profesor de la Universidad de Nueva York, clasifica a los colectivos así: (1) los de larga data, que se originaron antes de Chávez y no son del todo cercanos al chavismo; (2) los que van desde 2007 hasta 2012, que están ideológicamente más comprometidos con el chavismo; y (3) los “colectivos disfrazados”, que surgieron con la puesta en marcha de operaciones contra el crimen organizado.Los colectivos empezaron a ser notorios durante el ciclo de protestas del 2014, como parte del gobierno y como “grupos civiles armados”. Hoy, el principal fortín de los colectivos es el barrio 23 de enero de Caracas —el lugar más chavista de la capital—. El barrio está bajo el control de colectivos que se financian de fuentes legales e ilegales: legales son los flujos de efectivo cada vez menores que vienen del gobierno, mas las concesiones para distribuir alimentos que cada día son más lucrativas; según Insigth Crime, las ilegales son el cobro de impuestos por la circulación de vehículos, el narcotráfico y la administración de casinos clandestinos. La misma organización identifica 46 colectivos que hacen presencia en al menos dieciséis de los veintitrés estados.
(Le puede interesar: Los colectivos, la amenaza que acecha la frontera de Colombia y Venezuela)
Los colectivos en Caracas
En Caracas existen al menos trece colectivos. Esta es una descripción de algunos de los más fuertes:La Piedrita: Según el Observatorio de Violencia de Venezuela agrupa cincuenta militantes. Sus fundadores, Valentín Santana y Carlos Ramírez pretendían acabar con la violencia que azotaba algunos sectores del barrio 23 de enero.
Santana se ha atribuido ataques armados contra Globovisión, El Nuevo País, Ateneo de Caracas, la sede del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), la Nunciatura Apostólica y las residencias de los periodistas Marta Colomina y Marcel Granier, entre otros. En 2009 —previo al referendo de reelección—, Chávez dijo que Santana debía ser detenido por ser “un criminal” y que podría ser un “agente contrarrevolucionario”.
En 2017, Santana lanzó su candidatura a la asamblea nacional constituyente, pero perdió. Ha declarado su disposición a defender el régimen chavista con las armas. En medio de ejercicios militares en la parroquia 23 de enero en el 2018, estrechó las manos de la alcaldesa de Caracas, Érika Farías, del ministro de Cultura, Ernesto Villegas y del jefe militar local.
(Ver más: Los clanes chavistas más poderosos de Venezuela)
Alexis Vive: Este colectivo se formó en 2002 tras la muerte de Alexis González Revette, líder de un grupo que operaba en Monte Piedad. Formalmente constituye una fundación que hace transacciones comerciales con organismos del Estado. Cuenta con 25 militantes según el Observatorio de Violencia de Venezuela. Ha organizado programas de adoctrinamiento y entrenamiento en el uso de armas dirigidos a menores de edad.
Tres Raíces: Según uno de sus líderes tiene alrededor de 160 militantes. Es uno de los colectivos mejor armados y algunos de sus miembros trabajan en las fuerzas de seguridad.
Fue fundado por un expolicía, ha sido investigado por al menos siete asesinatos, robo, secuestro y extorsión, pero ninguno de sus miembros ha sido procesado por estos delitos. Crearon un servicio de escoltas conocido como Asociación Bolivariana de Escoltas de Venezuela, que presuntamente ha estado involucrada en actividades criminales. Dicen haber recibido entrenamiento de las FARC y de ETA. Una estatua de alias ‘Tirofijo’ se encuentra en su zona de influencia.
(Le recomendamos: La tenaza del poder en Venezuela)
Montaraz: Está localizado en el 23 de enero. Uno de sus líderes, William Pacheco, lo describe como “una agrupación de personas con un objetivo político que acompaña al gobierno revolucionario”. Dice que su organización es pacífica pero que “si hay una invasión, o un conflicto con paramilitares o sectores de la derecha, habrá que defender la revolución con armas”.
¿Muy cercanos al gobierno?
Los agentes del gobierno más cercanos a los colectivos son Diosdado Cabello —presidente de la Asamblea Nacional Constituyente— y Freddy Bernal —jefe de los comités de racionamiento de comida—. Cabello dijo el año pasado que “los colectivos estaban preparados para defender la revolución” y Bernal lamentó la muerte de Heiker Velásquez, miembro del colectivo Tres Raíces, calificándolo como un revolucionario caído en combate.A pesar de todo, los colectivos no son tan numerosos como se pensaría o como suelen afirmar los medios.
*Politóloga y coordinadora editorial de Razón Pública.
Grupos de hombres en moto, vestidos de civil, encapuchados y armados: esa es la imagen que se asocia con los colectivos. Insight Crime los define como civiles armados que actúan en grupo, tienen vínculos ideológicos con el chavismo, y que llevan a cabo tareas de seguridad, inteligencia y represión junto con la fuerza pública.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU dice que son el arma secreta del gobierno para controlar las protestas opositoras. Los acusa atacar a los manifestantes, y contabiliza al menos 27 muertes causadas por los colectivos en las protestas de 2017.
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Los colectivos armados y politizados no vienen propiamente de la era Chávez, pues por ejemplo el Movimiento Revolucionario Tupamaro se remonta a 1989. Pero, gracias a estos grupos, Hugo Chávez recuperó el poder tras el golpe fallido de 2002, con los llamados “círculos bolivarianos”. Luego, se creó una Milicia Nacional Bolivariana o grupo de civiles armados y entrenados (2005) seguida por consejos comunales (2006); y de estos consejos surgieron “comités de seguridad integral”, el resquicio en el que se acomodaron algunos de los colectivos y por cuyo medio pudieron recibir financiación directa del Estado.
¿Quiénes son?
Alejandro Velasco, profesor de la Universidad de Nueva York, clasifica a los colectivos así: (1) los de larga data, que se originaron antes de Chávez y no son del todo cercanos al chavismo; (2) los que van desde 2007 hasta 2012, que están ideológicamente más comprometidos con el chavismo; y (3) los “colectivos disfrazados”, que surgieron con la puesta en marcha de operaciones contra el crimen organizado.Los colectivos empezaron a ser notorios durante el ciclo de protestas del 2014, como parte del gobierno y como “grupos civiles armados”. Hoy, el principal fortín de los colectivos es el barrio 23 de enero de Caracas —el lugar más chavista de la capital—. El barrio está bajo el control de colectivos que se financian de fuentes legales e ilegales: legales son los flujos de efectivo cada vez menores que vienen del gobierno, mas las concesiones para distribuir alimentos que cada día son más lucrativas; según Insigth Crime, las ilegales son el cobro de impuestos por la circulación de vehículos, el narcotráfico y la administración de casinos clandestinos. La misma organización identifica 46 colectivos que hacen presencia en al menos dieciséis de los veintitrés estados.
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Los colectivos en Caracas
En Caracas existen al menos trece colectivos. Esta es una descripción de algunos de los más fuertes:La Piedrita: Según el Observatorio de Violencia de Venezuela agrupa cincuenta militantes. Sus fundadores, Valentín Santana y Carlos Ramírez pretendían acabar con la violencia que azotaba algunos sectores del barrio 23 de enero.
Santana se ha atribuido ataques armados contra Globovisión, El Nuevo País, Ateneo de Caracas, la sede del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), la Nunciatura Apostólica y las residencias de los periodistas Marta Colomina y Marcel Granier, entre otros. En 2009 —previo al referendo de reelección—, Chávez dijo que Santana debía ser detenido por ser “un criminal” y que podría ser un “agente contrarrevolucionario”.
En 2017, Santana lanzó su candidatura a la asamblea nacional constituyente, pero perdió. Ha declarado su disposición a defender el régimen chavista con las armas. En medio de ejercicios militares en la parroquia 23 de enero en el 2018, estrechó las manos de la alcaldesa de Caracas, Érika Farías, del ministro de Cultura, Ernesto Villegas y del jefe militar local.
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Alexis Vive: Este colectivo se formó en 2002 tras la muerte de Alexis González Revette, líder de un grupo que operaba en Monte Piedad. Formalmente constituye una fundación que hace transacciones comerciales con organismos del Estado. Cuenta con 25 militantes según el Observatorio de Violencia de Venezuela. Ha organizado programas de adoctrinamiento y entrenamiento en el uso de armas dirigidos a menores de edad.
Tres Raíces: Según uno de sus líderes tiene alrededor de 160 militantes. Es uno de los colectivos mejor armados y algunos de sus miembros trabajan en las fuerzas de seguridad.
Fue fundado por un expolicía, ha sido investigado por al menos siete asesinatos, robo, secuestro y extorsión, pero ninguno de sus miembros ha sido procesado por estos delitos. Crearon un servicio de escoltas conocido como Asociación Bolivariana de Escoltas de Venezuela, que presuntamente ha estado involucrada en actividades criminales. Dicen haber recibido entrenamiento de las FARC y de ETA. Una estatua de alias ‘Tirofijo’ se encuentra en su zona de influencia.
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Montaraz: Está localizado en el 23 de enero. Uno de sus líderes, William Pacheco, lo describe como “una agrupación de personas con un objetivo político que acompaña al gobierno revolucionario”. Dice que su organización es pacífica pero que “si hay una invasión, o un conflicto con paramilitares o sectores de la derecha, habrá que defender la revolución con armas”.
¿Muy cercanos al gobierno?
Los agentes del gobierno más cercanos a los colectivos son Diosdado Cabello —presidente de la Asamblea Nacional Constituyente— y Freddy Bernal —jefe de los comités de racionamiento de comida—. Cabello dijo el año pasado que “los colectivos estaban preparados para defender la revolución” y Bernal lamentó la muerte de Heiker Velásquez, miembro del colectivo Tres Raíces, calificándolo como un revolucionario caído en combate.A pesar de todo, los colectivos no son tan numerosos como se pensaría o como suelen afirmar los medios.
*Politóloga y coordinadora editorial de Razón Pública.