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El periodista Rafael Murúa se convirtió en el primer periodista en ser asesinado en 2019 México, uno de los países más peligrosos para la prensa, tras haber recibido amenazas.
Murúa, de 34 años, era director de una radio comunitaria en la región norte del estado de Baja California Sur, en el noroeste del país, y había sido reportado como desaparecido hasta la tarde del domingo cuando apareció muerto, según versiones de la prensa local.
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"Condeno el asesinato del periodista sudcaliforniano Rafael Murúa Manríquez. Mi solidaridad con su familia y el gremio periodístico sudcaliforniano", escribió en Twitter el gobernador del estado, Carlos Mendoza.
"El cobarde crimen de Rafael Murúa no quedará sin castigo", agregó el gobernador al señalar que instruyó a la fiscalía a seguir todas las líneas de investigación para esclarecer el crimen.
De acuerdo con el diario El Universal, el periodista había denunciado hostigamiento y amenazas. El periódico agregó que la última vez que fue visto estaba caminando el sábado por la noche en la localidad de Santa Rosalía, en el municipio de Mulegé.
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Balbina Flores, representante en México de Reporteros Sin Fronteras, dijo que Murúa estaba bajo la custodia del organismo de protección del gobierno para periodistas y defensores de derechos humanos.
"Lo que sabemos y pudimos confirmar ayer es que estaba incorporado al mecanismo de protección desde junio de 2017 por amenazas del alcalde de ahí de su municipio (Mulegé)", dijo Flores a la AFP.
Artículo 19, una ONG defensora de la libertad de expresión, también lamentó el asesinato del comunicador. "Esta organización continúa documentando los hechos. Para su familia y compañeros, solidaridad en estos momentos difíciles", escribió en Twitter.
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México es el segundo país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo después de Siria y Afganistán, con más de 100 comunicadores asesinados desde 2000, según Reporteros Sin Fronteras.
En 2018, 10 comunicadores fueron abatidos en diversas partes del país. La gran mayoría de esos homicidios permanecen impunes.
Baja California Sur, donde ocurrió el asesinato y donde se encuentra el balneario de los Cabos, frecuentado por turistas internacionales, tuvo una escalada de violencia ligada al crimen organizado en los últimos años.
En 2015, este estado de la costa del Pacífico registró 19,77 homicidios por cada 100.000 habitantes, cifra que pasó a 27,45 al año siguiente. En 2017 subieron a 75,32/100.000.
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José Reveles, periodista especializado en violencia criminal, dijo que varios comunicadores han debido abandonar la zona ante las agresiones sufridas por realizar su trabajo.
"Los acogió el mecanismo (de protección), están acá (la capital), lejos de su casa, de su gente, de su pueblo", dijo en entrevista.
"Era un paraíso eso", dijo al referirse a Baja California Sur. "Lo que no era violento se convirtió en violento".
En este mismo sentido, el nuevo Gobierno de México enfrenta el complejo reto de disminuir la tasa de asesinatos más alta de su historia luego de que hoy anunciará unas cifras estremecedoras de homicidios acontecidos en 2018 que reflejan un aumento del 15 % con respecto al año anterior.
Con 33.341 víctimas de homicidio doloso, la estrategia de combatir la violencia, adoptada desde hace dos sexenios parece fallida, algo que obliga al presidente Andrés Manuel López Obrador a tomar medidas en las que la polémica Guardia Nacional y el combate al robo de combustible toman protagonismo.