Una nueva conspiración contra el papa Francisco: ¿por qué quieren sacarlo del Vaticano?
El padre Arturo Sosa, superior de la Compañía de Jesús, y conocido como el "papa negro" denunció que hay personas dentro y fuera de a Iglesia que quieren que el papa Francisco renuncie. Desde que llegó al Trono de Pedro, en 2013, el Pontífice ha sido blanco de varios complots en su contra. ¿Por qué no quieren al Papa? ¿Se irá?
- Redacción Internacional
El pontificado de Francisco no ha sido fácil. A los pocos meses de haber sido elegido papa, 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, Jorge Bergoglio ha enfrentado una férrea oposición tanto al interior como fuera del Vaticano.
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El pontificado de Francisco no ha sido fácil. A los pocos meses de haber sido elegido papa, 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, Jorge Bergoglio ha enfrentado una férrea oposición tanto al interior como fuera del Vaticano.
Las primeras conspiraciones contra el Pontífice 266 de la Iglesia Católica se denunciaron a finales de ese año. Sin embargo, ayer el padre Arturo Sosa, superior de la Compañía de Jesús alzó de nuevo la voz para contar lo que vive Francisco.
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“Hay personas dentro y fuera de la Iglesia que quieren que el Papa Francisco renuncie, pero el pontífice no lo hará”, aseguró este sacerdote venezolano, cabeza de 18.000 jesuístas de la orden que fue fundada en el siglo XVI por San Ignacio de Loyola en París.
Durante un encuentro en Rimini, Sosa djo que sectores ultraconservadores es han levantado desde hace varios años contra Bergoglio y todo lo que representa. Al parecer el objetivo no sólo es Francisco, sino que va más allá: “Creo que la estrategia final de estos sectores no es tanto forzar al Papa Francisco a renunciar, cuanto afectar a la elección del próximo pontífice, creando las condiciones para que el siguiente Papa no continúe profundizando el camino que Francisco ha indicado y emprendido en su lugar".
Los complots
En la Iglesia, el Papa divide y por eso ha sufrido ataques desde todos los flancos: los conservadorse que tienen miedo de perder décadas de dominio, pero también de liberales que quieren que haga más. Lo critican por no hacer más en el tema de abuso sexual.Le puede interesar: Las nuevas reglas para luchar contra abusos sexuales en la Iglesia no convencen a las víctimas
En 2017, en un hecho sin precedentes Roma, capital de Italia, apareció cubierta con centenares de carteles, en los que sus autores acusaban a Francisco de tirano por una serie de medidas eclesiásticas que ha venido adoptando en los últimos meses.
"Francisco, has intervenido Congregaciones, retirado sacerdotes, decapitado a la Orden de Malta y a los franciscanos de la Inmaculada, ignorado cardenales, ¿dónde está tu misericordia?", decían los afiches, que iban acompañados de una foto del Sumo Pontífice, y cuyos autores se desconocen.
Sin embargo, los medios locales consideran que los autores de los carteles serían de sectores ultraconservadores de la Iglesia que están molestos con la línea de Francisco.
Todo se reveló en 2018 cuando el arzobispo y exnuncio en Washington, Carlo Maria Viganò, publicó una carta de once páginas denunciando al propio Papa, a quien acusó de encubrir los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick.
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La carta, escrita con ayuda de varios periodistas y publicada en medios ultraconservadores, no tiene precedentes, pues se acusó directamente al Pontífice de un asunto muy grave y hsta pidieron su dimisión. El documento, plagado de imprecisiones según expertos vaticanistas, prendió un ventilador contra los predecesores de Francisco, incluido a Juan Pablo II, quien nombró a McCarrick cardenal cuando ya pesaban sospechas sobre él -al menos desde el año 2000- y arzobispo a Viganò, y subraya la negligencia de la Iglesia ante la plaga de los abusos y el aislamiento en cuestiones como la revolución sexual.
El documento también ataca temas más amplios sobre la forma en que se dirige la Iglesia.
"Las redes homosexuales presentes en la Iglesia deben ser erradicadas. Estas redes homosexuales actúan bajo la ocultación del secreto, mienten con el poder de los tentáculos de un pulpo, estrangulan a víctimas inocentes y vocaciones sacerdotales y están estrangulando a toda la Iglesia", escribió Viganò.
Algunos conservadores de Estados Unidos consideran que el Papa hace un ataque frontal en contra del estilo de vida de los estadounidenses. Otros lo etiquetaron de comunista o socialista. Algunos católicos adinerados decidieron cancelar sus donaciones y expresaron su inconformidad. Lo dicen por dos encíclicas: “Evangelii Gaudium” y "Laudato Si", en las que el Papa ataca al sisitema económico glogal y sostiene que los países ricos tienen mayor responsabilidad en el cambio climático y están obligados a ayudar a los países pobres a manejar la crisis.
Durante su intervención en Rimini, el director de los Jesuistas, el padre Sosa apuntó a la “nostalgia” de la Iglesia europea por “un pasado idealizado, como si la sociedad en Europa fuera una sociedad cristiana perfecta. La gente vive nostálgicamente por un pasado que nunca existió. En Estados Unidos, en cambio, se centran en la inculturación".
La estrategia "oculta" de Francisco
A Francisco muchos le reocnocen su humildad y deseo de mantener el contacto con la gente. Habla en un tono muy personal de la pobreza, los refugiados, los inmigrantes, las mujeres, y la riqueza. Temas, que dicen, no gustan a sectores tradicionales de la Iglesia Católica.Le puede interesar: La Biblia de la diplomacia
Lo primero que hizo cuando al Vaticano fue tratar de poner en orden la casa, empezando por las finanzas manejadas por el Banco Vaticano. A los 17 meses de Pontificado, Francisco cambió a su director, el industrial alemán Ernst von Freyberg quien desde hacía años actuaba como presidente del Instituto para Obras de Religión (IOR), más conocido como el Banco Vaticano. Decisión que tomó en reunió con nueve cardenales que lo asesoran.
La idea, acelerar el saneamiento de una de las entidades más controvertidas de la Iglesia, acusada de corrupción y blanqueo de dinero. Nombró al financiero francés Jean-Baptiste de Franssu y este año anunció que permitiría auditorías externas.
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Ha hablado duro contra los migrantes, en referencia a países como Italia, que se niegan a recibirlos. De la riqueza, dirigida a países desarrollados que poco hacen por aquellos que tienen menos. Pero quizás el tema que más causó polémica fue cuando apuntó contra el muro que Donald Trump anunciaba en su campaña de 2016. El historiador Albertgo Melloni, le dijo al periódico El País de España, que Francisco había desatado la guerra cuando dijo que "levantar muros no era cristiano".
"Eso le dio razones a la derecha estadounidense y a la derecha fundamentalista europea.s el encuentro entre una cultura política reaccionaria, liberal, que no es simplemente conservadora como podían ser John McCain o Margaret Thatcher. Trump es otra cosa. Ese fundamentalismo de la derecha estadounidense comparte un diseño común con la europea basado en una propaganda muy fuerte. Y el único obstáculo entre la propaganda de soberanistas europeos y Steve Bannon, exasesor de Trump e impulsor de una especie de internacional populista en Europa, era la Iglesia católica. No porque sea grande o potente, fuerte o brillante, sino porque representa un factor fundamental como una cultura de la igualdad y de la paz".
Francisco ha despertado ansiedad entre los conservadores y esperanza entre otro sector. Sin embargo, lo que más ha generado, según analistas, es escepticismo. “Francisco es un excelente showman”, comentó Rubén Rufino Dri, crítico de Francisco y profesor emérito de sociología y religión en la Universidad de Buenos Aires. “El nuevo posicionamiento de la Iglesia es paternalista, no es una estrategia para empoderar a sus seguidores. Esto no es una revolución”.