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La violencia contra los niños en Bogotá estremece de nuevo al país. En la madrugada de ayer, dos menores —de ocho y 12 años— perdieron la vida, al parecer a manos de su propio padre. Los hechos se registraron sobre las 3:30 de la madrugada y, según las primeras versiones, el supuesto filicida, luego de herir con arma blanca a los pequeños, se hizo un corte en el cuello y se lanzó del sexto piso del edificio donde vivía, ubicado en un conjunto del barrio Patio Bonito, en la localidad de Kennedy.
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Según la versión de las autoridades, el hombre, de 39 años, quien falleció horas después en un centro asistencial, habría atentado contra los menores luego de un pleito con su expareja, la madre de los niños, quien le habría manifestado su intención de llevárselos a España, donde reside desde hace siete años. El caso generó conmoción, en particular entre los residentes del conjunto, que dieron aviso a las autoridades antes de que el presunto asesino se quitara la vida.
“Las investigaciones señalan que el domingo en la tarde, los menores estuvieron con su mamá, quien le expresó al hombre el deseo de llevarse a sus hijos a España. Al parecer, eso fue lo que desencadenó este lamentable hecho”, explicó el mayor Luis Miguel Morales, jefe de investigación criminal de la Policía de Infancia y Adolescencia en Bogotá.
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El doble asesinato evoca casos como el de una menor, de apenas tres años, que el pasado 29 de abril habría sido víctima de todo tipo de agresiones y de abuso sexual en el centro de la ciudad. Días después se reportó otro caso en un conjunto residencial del municipio de Soacha, donde otra menor, también de tres años, murió luego de que, al parecer, recibió una golpiza de manos de su padrastro.
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Este tipo de hechos son apenas una muestra de los pocos que se hacen públicos y muestran que persiste la violencia contra los niños. Según cifras de Medicina Legal, hasta mayo pasado habían fallecido de forma violenta en el país 289 menores, alrededor de dos cada día. Sólo en la capital hay reportes de 26 niños y adolescentes asesinados. Al revisar las cifras de maltrato infantil, la entidad advierte que el número de menores violentados en 2018 asciende a 4.538, un incremento del 10 % respecto a los casos ocurridos hasta mayo de 2017, cuando se contaban 4.107. La capital tampoco sale bien librada en este frente, pues de cada tres casos de violencia contra los niños, al menos uno se reporta en la capital (1.649, en total).
Ante estas situaciones, el profesor Eduardo Villar, director de la maestría en intervención en sistemas humanos de la Universidad Central, advierte la complejidad para identificar y prevenir la violencia contra los menores. Sin embargo, indica que todo pasa por educación y por la creencia que tienen los padres de creerse los dueños de sus hijos, e incluso de sus parejas.
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“Aduciendo que velan por el bien de sus hijos, muchos padres terminan justificando la agresión y el maltrato. Se trata de un tipo de violencia sutil que parece estar permitido en las familias y en nuestra cultura, por la disculpa o la idea de que están educando al otro”, explica Villar, y da cuenta de casos de manipulación y coacción que terminan influyendo en la violencia intrafamiliar. Ante ello, el experto insta a trabajar en prevención y educación, pero no sólo en menores, sino también en los adultos, para que identifiquen entre ellos los hechos de violencia y las malas prácticas que terminan por afectar el entorno de los niños.