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El 13 de junio de 1953, cuando el general Gustavo Rojas Pinilla asumió la presidencia de Colombia, a pesar de tratarse de un golpe de Estado, un sector de la clase política recibió con alborozo su ascenso al poder. Estas manifestaciones obedecieron a que el nuevo mandatario justificó su presencia en la jefatura del Estado con el propósito de acabar con la violencia partidista liberal – conservadora que ensangrentaba a Colombia. De hecho, tres meses después Rojas impulsó un proceso de paz. (Lea: El día que Colombia tuvo tres presidentes)
A pesar de que sus hechos y palabras apuntaban al restablecimiento de las libertades democráticas, por efecto del Estado de Sitio vigente, el gobierno Rojas decidió mantener la censura de prensa que aplicaba para los periódicos y la radio desde noviembre de 1949. Por esta razón, en calidad de director de El Espectador, Guillermo Cano decidió poner en marcha una campaña para recobrar la libertad de expresión en todo el sentido de la palabra, sin que ello significara privilegios para los periodistas. (Lea: Así fue el matrimonio de Guillermo Cano)
Los gremios del periodismo, en especial el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), acogieron de inmediato la solicitud de Guillermo Cano y firmaron una declaración conjunta de apoyo. La respuesta del gobierno Rojas fue un decreto del Estado de Sitio a través del cual se anunció que la aplicación de la censura de prensa vigente, en adelante pasaba al Comando General de las Fuerzas Armadas, y que hasta los correctores de pruebas quedaban sujetos a la medida. (Lea: Guillermo Cano comenzó a dirigir El Espectador cuando tenía 27 años)
El rifirrafe entre el gobierno Rojas y la prensa se acrecentó con la suspensión del periódico El Siglo y acciones legales contra El Colombiano de Medellín. Entonces Guillermo Cano, apoyado por el director de El Tiempo Roberto García-Peña, decidió asumir una función de mediador que terminó en la convocatoria a una Asamblea de Periodistas que deliberó el 29 de octubre en Bogotá con la presencia de 130 delegados. Una semana después, el gobierno Rojas levantó la censura de prensa y planteó un pacto de caballeros. La Revista Semana elogió el papel cumplido por Guillermo Cano en esa tarea. (Lea: El día que Mariano Ospina Pérez declaró el Estado de Sitio)
Por Redacción El Espectador
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