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A estas alturas del año ya se tendrían que haber adjudicado los 12 contratos (seis de compra y seis de operación) para renovar 1.383 buses, de la flota más antigua de Transmilenio (TM). El proceso inició en diciembre del año pasado y, como otras licitaciones del Distrito, no se salvó de tener un camino lleno de tropiezos. Luego de varios aplazamientos, de nuevo se suspendió el proceso hasta el próximo 30 de agosto. La determinación de TM fue sorpresiva, teniendo en cuenta que ya se habían agotado los plazos para hacer observaciones e incluir adendas en los pliegos. Incluso, en la etapa de prepliegos se modificaron los puntajes de la licitación, en respuesta a la presión desde múltiples sectores para incluir buses con tecnologías limpias, y se aumentó de $1,6 billones a $3,5 billones el presupuesto destinado para la compra de vehículos. (LEA: Suspenden por un mes licitación para renovar flota de Transmilenio)
Pero esta vez nada tiene que ver el tema ambiental. Aunque según TM la nueva suspensión se hizo para garantizar pluralidad de oferentes, en la resolución con la que se suspende la licitación se aprecian dos razones puntuales: temas financieros y una solicitud de los interesados, que consideraron muy corto el tiempo para diseñar sus ofertas.
Para nadie es un secreto que el sistema integrado de transporte de Bogotá no goza por estos días de buena reputación ante el sector financiero y un ejemplo es el SITP, a cuyos operadores se les suspendieron los créditos a principios de este año. En el caso de la renovación de la flota de TM, tal parece que los interesados en participar en la licitación para operar la flota han adelantado los trámites para obtener el desembolso que necesitan, pero aún no han obtenido la aprobación.
Según la resolución de suspensión, “a la fecha, el estudio y garantía de la financiación por parte de algunos potenciales financiadores y garantes no ha concluido, por lo que no están en capacidad de comprometerse con un cierre financiero que pueda ser verificado por los fabricantes”. Llama la atención que estos créditos, solicitados a principios de año, sigan en estudio por la banca, si se tiene en cuenta que el primer cierre de la licitación era a mediados de julio.
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Estos tropiezos, no obstante, pueden ser solo la evidencia de problemas más graves de este modelo de transporte. Así lo explica Aurelio Suárez, analista en temas de ciudad, quien considera que los líos financieros pueden ser estructurales. “La licitación la dividieron, porque los que operan el sistema actualmente no tienen con qué comprar buses, y menos si son a gas o eléctricos. Más allá del debate por la tecnología de los buses, estos sistemas son de costos crecientes, porque todos los años suben el combustible y los repuestos, y su vida útil es más corta, por lo que hay que plantear si este problema es de la coyuntura de una licitación o es un problema estructural, porque va a llegar un momento en el que los bancos les van cerrar los créditos a los transportadores”.
Con estas condiciones, según Edder Velandia, experto en desarrollo y cambio climático de la Universidad de La Salle, el resultado habría sido una licitación con una muy baja cuota de oferentes. Velandia, quien ha defendido la llegada de buses limpios al sistema, asegura que la suspensión fue tan oportuna como necesaria, para así garantizar el soporte financiero y que el proceso llegue a buen término. Coincide con Suárez en que la banca no tiene confianza en el transporte de Bogotá y que esa habría sido la razón principal para tomar la decisión de suspender el proceso.
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“La suspensión es por temas de financiamiento. TM se dio cuenta de que ni fabricantes ni operadores han sido capaces de lograr por completo la financiación, y seguramente se iban a presentar contados oferentes al proceso de contratación. Hay muchos bancos que se han tomado el tiempo para estudiar los términos de la licitación, ya que han existido muchas controversias y el SITP ha generado inestabilidad y desconfianza, así que los bancos han sido prudentes para financiar a estos operadores”, comenta Velandia.
El panorama para esta licitación no es muy claro. Pese a la importancia del proceso de renovación de los buses de TM, algunos de los cuales ya cumplen 15 años de vida útil, no son muchas las empresas que hayan manifestado absoluta disposición para participar del concurso por los contratos de operación y concesión. Incluso, grandes fabricantes como Mercedes Benz, cuyos buses hoy ruedan por las troncales del sistema, han descartado su participación en el proceso, debido a que las exigencias de la licitación dejaron por fuera a sus modelos.
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A finales de este mes se retomará el proceso licitatorio. Entre tanto, TM seguirá respondiendo observaciones de los órganos de control, así como de académicos, concejales, activistas ambientales y hasta congresistas. Sin embargo, y a pesar de las negativas que ha dado el Distrito para incluir un porcentaje de buses eléctricos o a gas, este tema podría ser más sencillo de resolver que el verdadero fondo de los tropiezos en el transporte.