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La Corte Suprema de Justicia se queda sin quórum para tomar decisiones el próximo jueves cuando el magistrado Ariel Salazar termina su periodo y si ese martes la Sala Plena no llega a un acuerdo para impedirlo. Ante esta situación, por tercera vez, Salazar dirigió una carta a sus colegas magistrados en la que insiste que esta situación dramática y sin antecedentes, no es su culpa.
“Me niego a asumir cualquier responsabilidad en la desintegración del quorum electoral de la Corte por vencimiento de mi período, ya que nunca he estado de acuerdo con el vicioso sistema de acumular las vacantes como forma de presionar la elección de los recomendados, despreciando el sistema de selección por méritos que consagra el reglamento que la propia Corte se dio en cumplimiento de la función constitucional”, indicó.
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La Corte, recordemos, tiene actualmente solo 16 de sus 23 integrantes y lleva meses tratando de elegir vacantes sin éxito, al punto que el correr de los meses llevó a que siguieran saliendo magistrados que terminaban su periodo. Así, hoy hacen falta siete plazas: tres en la Sala Penal, tres en la Sala Laboral y una en la Sala Civil. De acuerdo con Salazar, “las elecciones en la Corte no se vienen dando bajo parámetros objetivos que conduzcan a la elección de los mejores candidatos”.
Para hacer esa afirmación, el magistrado anexó en su misiva citas textuales tomadas de las actas de 12 sesiones plenas realizadas desde enero 2019 a la fecha en las que, según él, se evidencia que son varios los magistrados que han hecho llamados a corregir el rumbo y no solo él. Según Salazar, es “dañino” que se esté cuestionando su votación por ser la persona próxima para acabar periodo, pues ya en otra carta dejó en claro que había votado en blanco en algunas ocasiones antes de hacerlo por candidatos que estarían recomendados.
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“Cabe recordar a los Honorables Magistrados que nunca he vetado a un determinado candidato, porque mi inconformidad se ha referido, y se sigue refiriendo, a la costumbre malsana de votar y votar por preferidos, de manera indefinida y contraria al reglamento, hasta lograr su imposición a toda costa, como resultado de la perseverancia y/o de la amenaza de la inminente reducción del quorum. La precaria situación numérica a la que calculadamente llegaron las salas de la Corte no puede servir de pretexto para continuar violando su reglamento”, insistió.
¿Qué han dicho los otros magistrados? Según el anexo del magistrado Salazar, desde la Sala Plena del 24 de enero de 2019 magistrados como José Luis Barceló (quien ya terminó su periodo en la Corte) habían instado a “limar asperezas” en el debate entre la Sala Penal y la Civil para votar por sus candidatos. ¿Por qué? Porque las elecciones en la Corte funcionan así: cada sala propone a sus candidatos para que sean apoyados por las otras salas en la plenaria. Para esa época, además, se estaba debatiendo la elección de Álvaro García como presidente.
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Así, por ejemplo, el magistrado Rigoberto Echeverry (quien ya terminó su periodo) habría dicho, según el documento de Salazar, que “la elección de magistrados sigue un “sistema perverso”, puesto que la Sala Penal lleva un candidato a votación, pero al momento de votar en la Sala Plena lo hacen en blanco”. Y, Margarita Cabello, entonces de la Sala Civil y hoy ministra de Justicia, habría calificado como un “chantaje” y una “presión” tener que votar por los candidatos propuestos por las otras salas.
En esa sola Sala, el debate habría subido de tono entre reclamos entre magistrados por la legitimidad de la justicia y la supuesta existencia de “pactos ocultos”. Las principales diferencias que se perciben de varias salas plenas serían que, para algunos magistrados, el acuerdo tácito de votar por los candidatos que lleve cada sala sería una presión, mientras que, para otros, es apenas lógico. Así, Jorge Luis Quiroz habría dicho en la Sala Plena del 7 de febrero de 2019, que ese mecanismo (que ha funcionado por años) sería una “camisa de fuerza”.
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El propio Salazar apuntó el 20 de octubre de 2019 que los candidatos “no podían ser inamovibles, pues consideraba que se los quieren imponer, y manifestó que se debían cambiar los nombres sugeridos, ya que después de varios intentos no lograban ser elegidos”. Ya el debate en las siguientes Salas, según el documento revelado por el magistrado Salazar, se habría centrado en las calidades de algunos candidatos a ocupar las siete vacantes y en la posibilidad de levantar el secreto del voto para destrabar las elecciones. Aunque fue rechazada inicialmente por algunos juristas, la propuesta se llevó a Sala Plena y tuvo una primera votación favorable pero luego fue derrotada.