¿Qué podemos aprender de la crisis del coronavirus?
La pandemia por el COVID-19 desencadenará la peor crisis en la historia económica de buena parte del mundo. En medio de la emergencia han empezado a aparecer ciertos aprendizajes. Lecciones que parecen señalar rutas para asumir el mundo que comienza a emerger, cubierto con tapabocas, pero con oportunidades de rediseñar lo que llamamos normalidad.
Santiago La Rotta.
“Una palabra basta,
una palabra y se inicia la danza pausada que nos lleva por entre un espeso polvo de ciudades”.
El escritor colombiano Álvaro Mutis escribió estos versos en 1954 como parte de su poema titulado “Una palabra”. En ellos se refería al poder del lenguaje para nombrar y definir, para traer a la existencia.
Si las palabras son la fuerza que define los contornos, que le dan forma a la oscura materia que compone los días (Mutis, de nuevo), el tiempo que habitamos está definido, en parte, por términos como coronavirus, enfermedad y muerte.
Tres palabras que rápidamente encuentran sinónimos en titulares, informes de expertos y proyecciones de sesudos centros de pensamiento. Vienen entonces crisis, emergencia, recesión, pobreza...
De cierta forma, el texto de Mutis parece adelantarse a cómo nombrar el mundo del COVID-19, sin importar que haya sido escrito en los años 50. A “Una palabra” le sigue un poema titulado “El miedo”. El poemario cierra con “Los trabajos perdidos”. Y el título del libro es Los elementos del desastre.
A Mutis lo tildaron muchas veces de pesimista. Una afirmación a la que, galantemente, replicaba explicando que el optimista es alguien que no tiene todos los datos. Su personaje icónico, Maqroll el Gaviero, se pasó la vida en aventuras fallidas, entre amores que en el momento de nacer sembraban su propio final.
Asumir la pérdida como un estilo de vida es, de cierta forma, la respuesta de Maqroll al mundo manejado por el individualismo y la avaricia. En La nieve del almirante dice: “Los gavilanes que gritan sobre los precipicios y giran buscando su presa son la única imagen que se me ocurre para evocar a los hombres que juzgan, legalizan y gobiernan. Malditos sean”.
En esta proclama del Gaviero también es posible leer su anhelo por un estado diferente del mundo, una costa lejana de los elementos del desastre: una tierra pensada entre amigos para lo colectivo, un tiempo de solidaridad.
Si el lenguaje tiene, en efecto, el poder de traer a la existencia, los textos de este especial buscan plantear lecciones en este tiempo de pandemia para proponer visiones alternativas.
Señalan la necesidad de empoderar al Estado por encima de la mano invisible de los mercados. Hablan de la urgencia de prepararnos para la gran crisis de nuestro tiempo: la climática. Señalan el barrio como la unidad central para redefinir las ciudades en un futuro más sostenible y resiliente. Alertan sobre cómo cuidar la información personal de los usuarios durante una pandemia que se vive en un mundo digital.
También marcan el camino para asegurar el futuro laboral de los trabajadores colombianos, así como reivindican el papel del campesino en un planeta que se urbanizó para explotar el campo. Por último, cuentan cómo sostener negocios, empleos y cadenas productivas en medio de uno de los peores choques económicos en la historia.
Se trata, entonces, de intentar extraer lecciones de la emergencia para tratar de divisar nuevas rutas: nombrar el cambio para hacerlo realidad.
Estos son los textos que componen esta edición especial:
1- Keynes y la mano visible del Estado: ¿hacia un nuevo pacto redistributivo?, por Diego Guevara.
5- Repensar el desarrollo urbanístico: el barrio como el centro del mundo, por Diego Velandia Rayo.
6- Mirar de nuevo al campo: la importancia del campesinado en la crisis, por Álvaro Acevedo.
“Una palabra basta,
una palabra y se inicia la danza pausada que nos lleva por entre un espeso polvo de ciudades”.
El escritor colombiano Álvaro Mutis escribió estos versos en 1954 como parte de su poema titulado “Una palabra”. En ellos se refería al poder del lenguaje para nombrar y definir, para traer a la existencia.
Si las palabras son la fuerza que define los contornos, que le dan forma a la oscura materia que compone los días (Mutis, de nuevo), el tiempo que habitamos está definido, en parte, por términos como coronavirus, enfermedad y muerte.
Tres palabras que rápidamente encuentran sinónimos en titulares, informes de expertos y proyecciones de sesudos centros de pensamiento. Vienen entonces crisis, emergencia, recesión, pobreza...
De cierta forma, el texto de Mutis parece adelantarse a cómo nombrar el mundo del COVID-19, sin importar que haya sido escrito en los años 50. A “Una palabra” le sigue un poema titulado “El miedo”. El poemario cierra con “Los trabajos perdidos”. Y el título del libro es Los elementos del desastre.
A Mutis lo tildaron muchas veces de pesimista. Una afirmación a la que, galantemente, replicaba explicando que el optimista es alguien que no tiene todos los datos. Su personaje icónico, Maqroll el Gaviero, se pasó la vida en aventuras fallidas, entre amores que en el momento de nacer sembraban su propio final.
Asumir la pérdida como un estilo de vida es, de cierta forma, la respuesta de Maqroll al mundo manejado por el individualismo y la avaricia. En La nieve del almirante dice: “Los gavilanes que gritan sobre los precipicios y giran buscando su presa son la única imagen que se me ocurre para evocar a los hombres que juzgan, legalizan y gobiernan. Malditos sean”.
En esta proclama del Gaviero también es posible leer su anhelo por un estado diferente del mundo, una costa lejana de los elementos del desastre: una tierra pensada entre amigos para lo colectivo, un tiempo de solidaridad.
Si el lenguaje tiene, en efecto, el poder de traer a la existencia, los textos de este especial buscan plantear lecciones en este tiempo de pandemia para proponer visiones alternativas.
Señalan la necesidad de empoderar al Estado por encima de la mano invisible de los mercados. Hablan de la urgencia de prepararnos para la gran crisis de nuestro tiempo: la climática. Señalan el barrio como la unidad central para redefinir las ciudades en un futuro más sostenible y resiliente. Alertan sobre cómo cuidar la información personal de los usuarios durante una pandemia que se vive en un mundo digital.
También marcan el camino para asegurar el futuro laboral de los trabajadores colombianos, así como reivindican el papel del campesino en un planeta que se urbanizó para explotar el campo. Por último, cuentan cómo sostener negocios, empleos y cadenas productivas en medio de uno de los peores choques económicos en la historia.
Se trata, entonces, de intentar extraer lecciones de la emergencia para tratar de divisar nuevas rutas: nombrar el cambio para hacerlo realidad.
Estos son los textos que componen esta edición especial:
1- Keynes y la mano visible del Estado: ¿hacia un nuevo pacto redistributivo?, por Diego Guevara.
5- Repensar el desarrollo urbanístico: el barrio como el centro del mundo, por Diego Velandia Rayo.
6- Mirar de nuevo al campo: la importancia del campesinado en la crisis, por Álvaro Acevedo.